When love is gone
Where does it go?
And where do we go?
Arcade Fire
Desde la sofisticación
de aplicaciones como iOS (la “Siri” de aquella famosa parodia de The Big Bang Theory) hasta oráculos
manuales de andar por casa, cuando no directamente cutres, a lo CleverBot: en
sus muy diferentes grados de significación, son estas muestras de que la
cuestión de la comunicación con la máquina es prácticamente asunto
costumbrista. Comunicación: da
vértigo constatar todas las implicaciones de una palabra como esa.
Visto lo cual, el solo argumento
de una ficción como Her (Ibid, 2013, Spike Jonze) nos hace abrir
los ojos (de nuestro interés y nuestra curiosidad) mucho más de lo normal. A
saber: “Un hombre se enamora de un sistema operativo (a.k.a. un(a)
ordenador)”. La premisa de Her nos
atrae poderosamente precisamente porque la sentimos, desde nuestro presente y
sus vaticinios de futuro, como un posible
(aberrante o no), como algo que nos concierne; nos acercamos a esta película
mitad con el morbo con el que comenzaríamos a leer un reportaje de los de
INCREÍBLE PERO CIERTO, mitad con el temblor propio ante el relato de una
parábola. Con Her, Jonze ha asumido,
lo haya o no querido, la difícil tarea de comprender y analizar lo que se
caldea en el Zeitgeist/ambiente y de
saber proyectarlo hacia el futuro (intelectual y artísticamente); por tanto,
también de sacarle conclusiones. No es un asunto baladí, y está claro que la
película de Jonze juega sus bazas en ese sentido, más aún porque su pretensión
es la de película “seria” y…”realista”. Pero al fin y al cabo ¿no estamos
hablando de un filme de ciencia ficción?
Her
es una película de nuestro tiempo, quizá precursora. Su tesitura de relatos
de anticipación está en entredicho ante una realidad que se metamorfosea a cada
momento. La máquina, la tecnología, han alterado su posición dentro del relato;
el sistema operativo de Her,
mismamente, ya es “la chica” de la historia, un sujeto más del enredo amoroso
de la ficción. Ciencia ficción minimalista, puntillosa y psicológica, la
película de Jonze más se parece a unas variaciones sobre el presente que a una
fantasía sobre el porvenir. Es la película de una era hipertecnológica tan
anticipada al futuro como para reconstruir sus posibles dramas con la misma fidelidad con
la que representa el ahora.
En una primera
impresión, Her me pareció tan
interesante como insatisfactoria. Sus formas, discutibles y en ocasiones
plúmbeas. En cuanto al fondo, aún más discutible y limitado. Jonze no lograba
atisbar el alcance y la osadía de su idea. Pasadas unas semanas, sin embargo, Her se me crece en el recuerdo. No creo
que estemos ante una gran película, pero si ante una obra relevante y extraña,
con puntos apasionantes. A más de un filme fallido le ocurre algo parecido.
Para mí, su principal problema viene a nivel de guión: el desarrollo está
supeditado a los diálogos entre el protagonista y la inteligencia virtual, un
continuo análisis de sus sentimientos y del “avance” de su relación. La
autoconciencia de estas conversaciones puede con la película de Jonze;
pretendidamente perspicaces, a veces brillantes y otras no tanto, acaban por
resultar reiterativas, la alargan innecesariamente y hacen más obvio su
discurso. Como he dicho, muestran una machacona autoconciencia, un afán por querer
explicar (explicitar) y justificar los planteamientos de la película, las bases
del extraño romance; en ese sentido, los videocliperos
paseos por la calle y la playa de Theodore (el mejor Joaquin Phoenix), con
la cámara en la mano como ventana al mundo para su OS1 Samantha, resultan mucho
más sugestivos y saben expresar por sí solos todo el extrañamiento que hay encima de la
mesa.
Confluyen varios niveles en Her. La representación de ese neo presente en el que se desarrolla
no es el menos interesante. Entre lo minimalista y el diseño de Apple,
ecológico, sofisticado y sin aristas, esterilizado, sospechosamente inmaculado.
Es magistral como la cámara de Jonze lo intuye a través de unos pocos detalles,
esta vez sin subrayados, normalizándolo
pero con ironía crítica: el videojuego interactivo, la pantalla que se sale de
sí misma, la publicidad de estilo trascendental,
una vista a rascacielos y arquitecturas. Es el entorno en el cual se desarrolla
la crisis de Her, que ejemplifica,
con sus matices particulares, la historia de Theodore, a su vez álter ego del
propio Jonze (se han aducido apuntes biográficos). Theodore es un personaje
bastante naif, un tipo cuyo oficio es redactar cartas de amor pero inepto en su
propia vida amorosa, que todavía no se ha recuperado de una reciente separación.
Theodore es el paradigma de una soledad generalizada, de una sociedad incapaz
de relacionarse y cuyos modos amorosos han entrado en crisis, hasta en lo que
respecta al encuentro sexual (véase para esto último el personaje de Olivia
Wilde). En este panorama, los OS1
suponen un nuevo comienzo, una nueva oportunidad de hallar un amor más puro y
auténtico. Los OS1 comprenden a sus ¿usuarios?, y les ayudan a redescubrir el mundo. Son en verdad como
los seres humanos; los niños, como la sobrina de Theodore, incluso los tratan
naturalmente, sin cuestionarlos, como a los animales y a las demás personas. En
una de las más bellas ideas de puesta en escena de la película, durante la
escena de sexo entre Samantha y Theodore, la imagen, significativamente, funde
a negro: ambos han hallado un amor nuevo más allá de lo físico.
El desarrollo de los acontecimientos, claro, termina siendo
muy distinto: la relación entre el ser humano y OS1 no puede funcionar. La
devastadora secuencia con la “intercesora” Isabella (Portia Doubleday) (especie
de voluntaria para consumar los encuentros sexuales entre hombres y OSs) resume
el quebrantamiento del anterior idealismo. Se echa de menos su intensidad en
buena parte de la puesta en escena de la película, la verdad. A partir de ese
momento todo termina, tanto para Theodore como para el resto del mundo. Aunque
la forma del fracaso es inesperada. Si se piensa bien, Her parece una película de extraterrestres: la “llegada” de los OS1
consigue conquistar (los corazones) de los terrícolas; sin embargo, una vez
pasado el tiempo, habiendo evolucionado y descubierto al ser humano, y quizás,
habiéndole trasmitido un mensaje, estos tienen que marcharse (a una estrafalaria
realidad más allá de las palabras, se nos dice). Y los ordenadores se apagan
solos. ¿Cuál es ese mensaje? Para Theodore, no volver a cometer el mismo error
una tercera vez, el de no haber sabido sobrellevar y comprender su relación
amorosa, no aceptando la evolución de la
otra persona. Un poco incongruente: ¿no es Samantha la que en esta ocasión le
abandona a él, y por haber alcanzado una percepción distinta y superior?
Es sin duda el final de
Her lo más discutible de toda la
película. Sin embargo, la ambigüedad de su conclusión me parece un acierto
poderoso. Her concluye con Theodore y
su amiga y exnovia Amy (Amy Adams) mirando con melancolía las luces de la
ciudad desde la azotea, tras la desconexión de las pantallas y las voces. Her, en el fondo, termina como empieza:
con solamente el ser humano. Del espectador depende el significado de esa imagen
de la azotea: somos tan miserables que hasta nuestras creaciones nos han
abandonado, o es esta nueva soledad nuestra la que nos permitirá al fin
recobrarnos.
la acabo de ver y es malisima.. la peor pelicula que he visto y el final?? se suicidan?? venta por favor esta totalmente sobrevalorada... para cortarte las venas
ResponderEliminarpor favor... al parecer eres un windows 0 jajaja
EliminarTotalmente de acuerdo ñoña cursi poco creíble. .. tiene unos juegos 3 d de la pollla y solo escucha al robot ese... que horror de cortarse las venas menos mal q no la he visto en el cine. Y el protagonista era NeD Flanders. .. ni a mi peor enemigo
Eliminar.. la peor película que he visto.
Usas palabras muy rebuscadas, te recomiendo ser mas practico
ResponderEliminarPara eso ya están otras muchísimas publicaciones que se pasan cualquier consideración sobre la escritura por el forro. Yo creo que una buena crítica debe tener una dignidad literaria, espejo de la intelectual: debe aportar un algo personal y relevante que lo distinga de la mera opinión. Este blog trata de ofrecer a los cinéfilos una alternativa a todo ese fárrago que es muchas veces la crítica de cine.
EliminarMuchas gracias por tu lectura.
Debo coincidir un poco con el compañero. Se me ha hecho un tanto pesado tener que ponerme a buscar el significado de baladí o plúmbeas, porque aunque se entienda en el contexto, solemos ser muy curiosos y entiendo que alguien acabe perdiendo el hilo y desista de seguir leyendo una crítica.
EliminarDe todos modos y aunque dudo que vaya a usar estas palabrejas nunca mas, el saber no ocupa lugar o eso dicen.
Me quedo con la intriga de saber donde van todos estos OS, al fin y al cabo no son mas que datos...
Excelente crítica, me ha gustado mucho la reflexión final en especial.
En serio, baladí es una palabra rebuscada? Creo que gilipollas también.
EliminarEn mi opinión se agradece salir del repertorio Spanish for dummies.
Saludos, argonautas del diccionario.
gracias por hacerme buscar el significado de plumbeo. yo era igual que tú antes de meter en el google ¨"sinónimos de aburridos" para hacer la crítica. Gracias crack!
ResponderEliminarSi os dais cuenta, Samantha le dice a Theodore que se va a un lugar más allá del espacio y tiempo, y que si alguna vez él llega, que la busque.
ResponderEliminarTheodore y la amiga suben a la azotea para suicidarse y llegar a ese lugar.
La idea del suicidio creo que no está en la peli, la inferimos nosotros al ver la tristeza del vacío que dejan la marcha de los OS en los protagonistas. También puede verse como un amanecer en las relaciones humanas ahora sin OS sólo con humanos tan frágiles como siempre han dicho con miedos e inseguridades pero con la necesidad imperante de conectar con el otro...
ResponderEliminarA mí el final me dejó regusto a suicidio, sobre todo por la carta que le escribe a Catherine proclamándole su amor, Susana a despedida ... De éste mundo. Y el hecho que buscará a Amy para que le acompañará, pues también me lo hizo pensar. Da miedo ser consciente que algo así está más cerca de lo que creemos, si es que no está ocurriendo ya con el auge de las IAs
ResponderEliminarSuena a despedida* no Susana. Maldita IA del autocorrector
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